Las marrullerías de Eduardo Espinosa Abuxapqui

Eduardo Espinosa

El 23 de junio  se realizó, por la tarde, una manifestación frente al palacio municipal de Othón P. Blanco para  presionar al cabildo chetumaleño que preside Eduardo Espinosa Abuxapqui, con el objetivo de que no avalasen la decisión de un genuflexo Congreso del estado que el lunes 21, en una sede alterna, y mientras la tribuna era tomada por ciudadanos quintanarroenses hartos de la corrupción, el saqueo y la manifiesta impunidad y autoritarismo del desgobierno borgista, al mismo tiempo que en las calles, otro tanto eran agredidos por los uniformados estatales bajo el mando del represor Juan Pedro Mercader; había dado luz verde para el «paquete de impunidad» borgista y para el engrosamiento de la ya de por sí voluminosa deuda pública del estado.

Ese día 21, por las redes, supimos que el director de la policía de Othón P. Blanco, Didier Vázquez Méndez, declinó del cargo por no querer formar parte, con su tropa, en la andanada que los estatales, y otros municipales del estado, realizaron contra la ciudadanía para resguardar el sin duda golpe de estado que el Congreso del execrable Pedro Flota y de Roberto Borge Angulo, realizaron aquel glorioso día para la democracia reciente en el estado; que por una parte puso, en todo su esplendor, el coraje y la lucidez ciudadana de hacerle frente a los traidores de Quintana Roo y, por el otro, la cerrada negrura y la corrupción de raíz de un borgismo felixismo herido de muerte. Hasta ahora, más de 48 horas después de separarse del cargo, Eduardo Espinosa Abuxapqui no ha reinstalado en el cargo a Didier Vázquez Méndez.

Y es por eso que resulta, más que sospechoso, la componenda que la tarde del 23 de junio efectuó el primer edil othonense, quien junto con su cabildo, y rodeado de una multitud de personas, puso la tramoya, fácil de verle sus suturas y entretelones, de no avalar la decisión del Congreso del Estado, que en un acto por lo demás panderillezco, el pasado 21 de junio aprobó el mecanismo de impunidad para Borge Angulo, y de más deuda para el estado. Abuxapqui dijo que su voto negativo a la propuesta del Congreso estatal, “no es de miedo, sino de respeto a la voluntad de los ciudadanos”. ¡Claro, un respeto basado en el interés personal, señor don Eduardo!

Y es que el que «respeta» el sentir popular, ahora, es el mismo que hace unos días, apenas antes del 5 de junio, le hacía jugarretas de autoritario tropical a los joaquinistas, amenazando con bajar los focos públicos de la Explanada de Chetumal donde se realizaría el mitin de cierre de campaña del hoy gobernador electo, Carlos Joaquín González. Hasta ahora, Diddier Vázquez Méndez no ha sido restituido del cargo de director de la policía municipal de Othón. Si Espinosa Abuxapqui se considera respetuoso del estado de derecho y del sentir popular, no hubiera aceptado la renuncia de Vázquez Méndez ese día. Uno sospecha que fue de forma unilateral la idea, de Diddier, de no hacerle el juego a los autoritarios.

¿Respetuoso del sentir popular? Desde la mañana del día jueves 23 de junio, seis municipios priístas –Benito Juárez, Bacalar, Isla Mujeres, Tulum, Solidaridad, Lázaro Cárdenas y José María Morelos- ya habían aprobado las reformas a la constitución estatal. Más de 10 horas después, el pleno del cabildo presidido por Abuxapqui, sesionaba con gran pompa, boato y vocerío de sus botafumeiros. La gente que fue a presionarles para que no votaran a favor, considero, fue por lo demás su presencia porque las reformas ya tenían legalidad –que no legitimidad- jurídica desde la mañana.

De ahí mi exabrupto al leer, en redes, la falacia de que Abuxapqui “ha respetado la voluntad de las mayorías”. Dije, y lo vuelvo a repetir:

El rollizo edil othonense no tiene nada de imbécil pero sí muchos kilos de marrullero. Él actúa a posteriori, sabiendo que la Ley Borge ya estaba cocinada desde la mañana al tener la mitad de los municipios en la bolsa los defensores del borgismo. Abuxapqui y su cabildo obsceno no han votado por “miedo” sino para aparentar y buscar un pacto ante el tremendo desmadre en que han dejado al municipio de Othón P. Blanco, anegado por las lluvias de octubre del año pasado, desfondado en su obra pública, con un señor carajo en el centro de la ciudad,  y con un aspecto de muladar varias de sus calles, otrora esplendentes.

Los ediles othonenses no han actuado como los dignos ediles de Felipe Carrillo Puerto y los de Cozumel, que desde ayer dijeron no a esa especie de premio –a cambio de ¿2, 5, 7 millones de pesos para cada diputado, incluido el infame Hernán Villatoro Barrios, traído en jet privado por Borge para alzar la mano y herir de muerte a su partido cucaracha, el PT?- de un legislativo criminal complaciente con los últimos desmanes del sátrapa borgista. Su voto negativo fue, al final de cuentas, intrascendente para detener la salvajada legislativa, pero el turco bien que sabe que, mañana, o pasado mañana, saldrá dándose golpes en su voluminoso pecho, diciendo que es un demócrata, cosa que, sin duda, no lo es. Torres Llanes tiene una deuda con Chetumal y su maravillosa y activa gente que lo llevó al poder con un histórico 58.19 % de todos los votos, y esa deuda estriba en fiscalizar el co-gobierno de Abuxapqui y su misógino cuasi hijo, Chelujita.

No es ni simbólico, no es nada, lo que hicieron los granujas ediles othoneses, el día 23 de junio por la tarde. Es como si se apremiaran por revivir, después de que el chiquito obeso cayera, horas después, al pozo de la impunidad. Simbólico y revolucionario, por el contrario, lo que hicieron los de Cozumel y los de Felipe Carrillo Puerto, el día 22.

La Buchaca nunca ha respetado la voluntad general, pregúntele a Jorge Aguilar Cheluja, el nuevo rico de Chetumal gracias al impulso sostenido de su padrino Abuxapqui. Buhonero de la política que se daba aires de candidato a gobernador cuando nunca tuvo real posibilidad de serlo (aunque pujaba, en el viejo régimen priísta, por obtener canonjías con estas poses ridículas para él y los suyos), ahora se atreve a hablar el obeso político de Chetumal. Nunca dijo nada cuando el borgismo estaba en su peor momento para la ciudadaía y la democracia expuesta a los caprichos del verraco, siempre dijo que todo se lo debía «al Partido», él era perruno institucional, y le encaró y le dijo, a Carlos Joaquín, «fríamente», que “puede decir que tiene 17 años de militancia, pero yo nunca lo vi en un cargo en el partido, ni de activista, siempre obtuvo beneficios del PRI, lo hicieron presidente municipal, luego obtuvo una diputación federal, pero sin aportar nada”.[1] Estos entrecomillados son del obeso político chetumaleño en el declive de su vida de mamador siniestro del presupuesto público –con 62 años a cuestas, ya no está para ofertarnos nada, su política de buhonero viene directo de los tiempos neolíticos de su mentor, el antediluviano Jesús Martínez Ross-, que en estos momentos es mejor decirle, haga mutis por favor, y deje paso a los nuevos cuadros de su partido, si es que tienen cuadros interesantes ese partido de jóvenes jurásicos, como su bien amado Chelujita.

Eduardo Espinosa Abuxapqui, es igual o peor que Pedro Flota, pero al menos Pedro Flota (y sé que voy a vomitar ahora por esto que escribiré) es leal a su patrón Borge. Abuxapqui es, además de un siniestro doctor Simmy del trópico chetumaleño, un traidor de los traidores a Quintana Roo, y como tal, merece, como diría un periodista del patio, la guillotina del olvido, pero antes, que se le fiscalice su trienio, ¿no?

[1] “YO NUNCA LO VI Y SIEMPRE OBTUVO BENEFICIOS DEL PRI”: Carlos Joaquín nunca fue un priista activo, critica Abuxapqui”. Noticaribe, 9 de febrero de 2016, en http://noticaribe.com.mx/2016/02/09/yo-nunca-lo-vi-y-siempre-obtuvo-beneficios-del-pri-carlos-joaquin-nunca-fue-un-priista-activo-critica-abuxapqui/

 

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